Pandemia, Deterioro ambiental y Transición energética: una mirada al contexto latinoamericano


Dra. Anisley Morejón Ramos 

Posdoctorante en Centro de Estudios Latinoamericanos, FCPyS-UNAM

 Resumen: La pandemia de la Covid-19 reconocida, desde el pensamiento crítico, como síntoma de la crisis civilizatoria desencadenó un recrudecimiento de la situación ambiental, económica y social en todo el Orbe. Las apuestas desde América Latina estuvieron encaminadas a reforzar las actividades extractivas como medida para salir de la crisis en la que se vio sumergida la región. Ello acarreo innumerables problemáticas entre ellas un mayor deterioro ambiental. El cual se vio reforzado por otro tema que alcanza relevancia: la transición energética en pos de enfrentar el cambio climático. El siguiente trabajo reflexiona sobre la génesis de la pandemia profundizando en la lógica del sistema del capital, para posteriormente mostrar la situación ambiental durante este periodo. Y por último cerrar con la transición energética y sus implicaciones para la región.

 Palabras Clave: pandemia, situación ambiental, transición energética, América Latina.

Abstract: The Covid-19 pandemic, recognized by critical thinking as a symptom of the civilizational crisis, triggered a worsening of the environmental, economic and social situation throughout the world. The bets from Latin America were aimed at reinforcing extractive activities as a measure to get out of the crisis in which the region was immersed. This led to innumerable problems, including greater environmental deterioration. This was reinforced by another topic that is relevant: the energy transition in order to confront climate change. The following work reflects on the genesis of the pandemic, delving into the logic of the capital system, to later show the environmental situation during this period. And finally close with the energy transition and its implications for the region.

Keywords: pandemic, environmental situation, energy transition, Latin America

Introducción

La maldición de la abundancia de bienes comunes (Acosta, 2011, p. 83) envuelve la historia cíclica de despojos en América Latina y el Caribe desde la colonización hasta la actualidad. El deslumbramiento por las riquezas existentes aunado al encuentro con culturas de alto desarrollo, pero a su vez, desprovistas de iguales implementos bélicos y lógicas culturales catalizó la expoliación en términos de exterminio de poblaciones autóctonas. Así como la devastación de grandes regiones integrándolas al capitalismo naciente y su imperiosa necesidad de expansión y acumulación, a partir de la explotación de bienes comunes dentro de dinámicas extractivas.

Los más de 500 años que sellan el fatídico encuentro, exhiben ríos de sangre marcados por la apropiación/expropiación de territorios, culturas, cuerpos, símbolos y epistemes. La herida colonial (Mignolo, 2007) aún destila dolor al encerrar procesos que trascienden la liberación de la región de la Metrópoli hacia procesos de sujeción y expoliación a través de lógicas capitalistas y de colonialidad. Esas que continúan asumiendo la naturaleza como espacio subalterno a ser arrasado según los regímenes de acumulación (Alimonda, 2011). Lo cual desde una matriz productiva asentada en el extractivismo, generan no solo un marcado deterioro ambiental, sino además, son el germen de conflictos ecoterritoriales. Los cuales derivan en asesinatos, desplazamientos y criminalización de las (os) defensoras (es) ambientales.

Procesos estos, que operan dentro de la triada Capital-Estado-Territorio. Donde el control geopolítico de la región, por grandes potencias, tiene un rol decisivo. Y, desde donde las riquezas son disputadas e integradas a una economía-mundo capitalista. Lo cual responde a demandas pasadas y actuales, según las necesidades de acumulación, en pos de la producción y reproducción productiva y/o financiera del capital.

La expoliación y el saqueo no solo son los gérmenes de múltiples problemáticas, sino que además, desde el pensamiento crítico, se erigieron como los detonantes de la pandemia de la Covid-19. La cual asoló por más de dos años al Orbe y, al operar dentro del sistema-mundo moderno capitalista y colonial, potenció la crisis sistémica existente a estados inimaginables de perturbaciones. Ya que, como plantea Vargas, 2021, puso al desnudo las enormes carencias, supremacías y desigualdades operantes dentro del sistema neoliberal.

 En la región de Latinoamérica se experimentó –según la CEPAL-OPS, 2021- la mayor contracción económica en los últimos 120 años. Ello implicó sumar a la pobreza a 22 millones de personas, con un efecto importante en niñas y niños. Así como en personas en condiciones de vulnerabilidad, como trabajadores informales, mujeres y jóvenes, migrantes y personas con discapacidad.

 En pos de buscar soluciones a la situación devenida se consolidaron los mecanismos político-jurídicos desde el plano gubernamental con el sentido de flexibilizar los procesos apropiación/expropiación de los bienes comunes. Ello ocurrió a partir del refuerzo del extractivismo, reconocido por los gobiernos de la región como una actividad esencial para la salida de la crisis económica generada por la pandemia. Países como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay, Republica Dominicana, Venezuela, emitieron decretos referido a las actividades económicas y extractivas declaradas esenciales: agropecuaria, minería, gas, petróleo y construcción (Quiroga et al., 2021).

 Además, otro tema que ganó relevancia fue la escalada de grandes potencias en el control del litio y minerales críticos. Ello a favor de la enunciada transición energética dentro de la tendencia hegemónica que potencia el cambio tecnológico sin cuestionar el modelo de acumulación. Procesos estos, que -según Olivera y Moore, 2022- se vieron acelerados durante este periodo, desde la flexibilidad ambiental por los gobiernos. Lo cual implicó, no solo considerables ganancias, sino además nuevas presiones sobre las comunidades que recibieron el impacto de las mineras en contextos de restricciones de movilidad y acceso a servicios y ayudas.

 La confluencia de situaciones generadas muestra un escenario crítico desde la reflexión teórica hasta los datos arrojados. Ya sea sobre la mirada a la pandemia y su génesis, como la situación ambiental que desencadenó y las implicaciones del refuerzo del extractivismo. Lo que expone varias alarmas desencadenadas por el crecimiento perpetúo. Esencia del sistema del capital, que desborda las lógicas de supervivencia difundidas por las alertas de un cambio ambiental global en curso.

Desde estas premisas el siguiente trabajo aborda primero la idea de la pandemia cómo síntoma de la crisis civilizatoria remarcando las implicaciones del sistema del capital y la colonialidad de la naturaleza a partir del refuerzo del extractivismo. En un segundo momento cómo se profundizó la situación ambiental durante este periodo. Tercero mencionar las salidas implementas por los gobiernos a partir del refuerzo del extractivismo ejemplificando con el tema de la transición energética para enfrentar el cambio climático.

  1. Pandemia como síntoma de la crisis civilizatoria: implicaciones del sistema del capital y la colonialidad de la naturaleza dentro de una matriz extractiva.

            La contingencia sanitaria y epidemiológica desatada por el Sars Cov-2, que afectó por más de dos años al Orbe, fue catalogada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en enero del 2020. Las profundas reflexiones traspasaron los debates entre virólogos y personal médico para permear, desde el pensamiento crítico, los intersticios del sistema del capital y la colonialidad de la naturaleza. La que perdura dentro de las relaciones establecidas y asentadas dentro de una matriz productiva extractiva.

La aguda mirada desde la región, desmontó falaces argumentos que culpabilizaron una cultura milenaria en pos de minimizar/enmascarar el trasfondo de complejas dinámicas y procesos tejidos en la era del Capitaloceno (Moore, 2012). La que marcada por la mercantilización y privatización de la vida lleva a la valorización de la totalidad de la naturaleza. Ello implica su integración a la composición orgánica del capital, en una escalada cada vez mayor, dentro de relaciones establecidas entre la triada Capital-Estado-Territorio bajo el halo de una legalidad e ideología que operan a favor de “la maximización de dinero” (Acanda, 2002, p. 73). Lo cual incluye a su vez, que los avances tecno científicos sean incorporados a la producción –agrícola, farmacéutica, minera- y al estar al control de grandes trasnacionales, los intersticios de la naturaleza, es decir, genes de plantas, humanos y animales sean permeados en pos de la valorización del capital.

 Praxis enarbolada desde los ideales del progreso, del bienestar humano y del cuidado del medio ambiente bajo el velo de falaces discursos y acuerdos internacionales que tiñen de verde un sistema que solo vislumbra el incremento de la tasa de ganancias. De ahí que el capital como “relación humana enajenada” (Morejón, 2019) en su fase productiva y/o financiera, quede una vez más expuesto al ser la génesis de la profunda devastación ambiental. A la vez que, su necesidad de acumulación y expansión se instaura a lo largo y ancho del orbe dando lugar además al surgimiento y proliferación de enfermedades que traspasan fronteras y se convierten en pandemias como la de que se vivenció por más de dos años.

 La pandemia de la covid-19 más allá de concebirse como un proceso puramente biológico o virólogo, se muestra como el resultado de fallas en el metabolismo social y ecosistémico (Daily, 1990 en Lemos, 2022) a partir de la explotación de ecosistemas por seres humanos movidos por los hilos del capitalismo industrial y financiero (Molano et al., 2022) y la ideología preconizada. De ahí que se profundice sobre la mirada hacia el sistema, dentro del cual:

  • La destrucción de la naturaleza por los seres humanos y la vez su distanciamiento y diferenciación este permeado por el locus antropocéntrico de dominación y superioridad sobre el resto de las especies.
  • La razón científica como verdad absoluta y el ideal de progreso lineal, material e infinito transfigurado en el concepto de desarrollo implique la sumisión de culturas -consideradas atrasadas por la modernidad- a la vorágine de un creciente sistema que coloniza territorios y con ello sus bienes comunes tangibles e intangibles.
  • La racionalidad moderna resultado y causa de un modo de producción, desató las fuerzas incontrolables y destructivas que llevaría a la dominación de los de arriba –dueños del capital- y los de abajo –portadores de la fuerza de trabajo- (Hinkelammert, 2006) en el afán desenfrenado de la producción de plusvalor. A su vez arrastrando dentro de esta dinámica a la conmensurable naturaleza para los modernos, pero inconmensurable para otras cosmovisiones.
  • La conformación de un sujeto racional/científico/técnico/moderno/productivo con las capacidades para conocer/dominar la naturaleza en pos de asimilarla a su mundo quedaría atrapado en los designios de la producción social de plusvalía. Ello dentro de ciclos acelerados –productivos y financieros- socavaron el sustrato de la existencia humana colocando la contradicción Capital Vs Vida (Hinkelammert, 2006) al desarrollarse la producción dentro de los circuitos de la vida de forma destructiva.
  • La irracionalidad racionalizada de un sistema al convertir el fin: el bienestar, la felicidad y el progreso humano, en un medio más para la valorización del capital y con esto su autodestrucción.
  • El homo oeconomicus, en el que se transfiguró el ser humano extrajo lo posible e imposible en un mundo finito a partir de procesos marcados por el sistema del capital al que subyace una colonialidad de la naturaleza, que –según (Alimonda, 2011)- se representa como espacio subalterno de explotación sin distinción de régimen y ha sido reconfigurada a partir de la matriz productiva extractiva fraguada hace más de 500 años (Acosta, 2011).

[1] Esta investigación fue posible gracias a la beca otorgada por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM, para desarrollar el proyecto “Crisis civilizatoria y colonialidad de la naturaleza en América Latina y el Caribe: un acercamiento a partir de la transición energética dentro de la matriz extractiva durante la pandemia” entre el 1ro de agosto de 2023 al 31 julio de 2024, en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

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