Eduardo Sánchez de la Iglesia
Graduado en Ciencias Ambientales en la Universidad Autónoma de Madrid, máster y actualmente estudiante de doctorado en Medio Ambiente: dimensiones humanas y socioeconómicas en la Universidad Complutense de Madrid.
Resumen
El presente artículo trata sobre la identificación y trascendencia de los profesionales ligados a las Ciencias Ambientales en el contexto socioeconómico y ambiental contemporáneo. Una circunstancia donde la relevancia de la conservación del medio natural junto con el equilibrio asociado al desarrollo antrópico se establece como un hecho clave para alcanzar los objetivos establecidos en el contexto internacional, es decir, su papel clave en la dicotomía entre calidad y nivel de vida. Asimismo, se aboga por la importancia de la multidisciplinariedad consensuada y su transición hasta la interdisciplinariedad como herramienta fundamental en la consecución de la sostenibilidad tanto de forma integral en el medio en su conjunto como en los niveles más locales, de la misma forma que el protagonismo de los ambientólogos en la ella.
Palabras clave: ambientólogo, interdisciplinariedad, multidisciplinariedad, visión integradora, medio ambiente, desarrollo sostenible.
Abstract
This article deals with the identification and transcendence of professionals linked to Environmental Sciences in the contemporary socio-economic and environmental context. A circumstance where the relevance of the conservation of the natural environment together with the balance associated with anthropic development is established as a key fact to achieve the objectives established in the international context, that is, its key role in the dichotomy between quality of life and standard of living. Likewise, the importance of consensual multidisciplinarity and its transition to interdisciplinarity is advocated as a fundamental tool in the achievement of sustainability both in an integral way in the environment as a whole and at the most local levels, as well as the role of environmentalists in it.
Key words: environmentalist, interdisciplinarity, multidisciplinarity, integrative visión, environment, sustainable development.
Introducción
Inmersos en pleno siglo XXI, donde el grado de concienciación ambiental ha crecido exponencialmente entre la población en su conjunto y la preservación del medio ambiente se ha colocado entre las grandes temáticas y preocupaciones en el contexto internacional, disciplinas vanguardistas y de consolidación creciente se han instalado paulatinamente entre las nuevas tendencias y formas de entender el medio ambiente.
Por ello, la evolución conceptual de la forma de entender el medio asociada a una nueva terminología y procedimientos integrados en el grueso de la ciudadanía y la administración ha propiciado la necesidad de nuevos profesionales, que, en concordancia con las disciplinas tradicionales y contemporáneas, deben ser responsables de una transformación positiva en el ámbito ambiental. De esta forma algunas materias como la educación ambiental, la bioética o las ciencias ambientales han propiciado cambios a la hora de actuar y de comprender las problemáticas ambientales, así como el papel de los seres humanos en dicho contexto.
Esta circunstancia se visibiliza a través del concepto de interdisciplinariedad como forma de entender el medio ambiente a raíz del diálogo de todas las disciplinas y actores implicados en el desarrollo del medio. Este término aboga por el consenso y trabajo común para el alcance de metas y objetivos en función de un equilibrio que beneficie o como mínimo no perjudique al grueso de las partes implicadas en base a las condiciones del tan ansiado desarrollo sostenible.
Sin embargo, la presencia de nuevos profesionales ligados a materias como las mencionadas anteriormente y cuya colaboración con aquellos que tradicionalmente han estado presentes en la comprensión y preservación del medio como estandarte de la multidisciplinariedad, no debe confundirse con solapamientos de responsabilidades. De hecho, este equilibrio es trascendental para avanzar en el trabajo común y no establecer competencias innecesarias entre distintos ámbitos que acabe por perjudicar la labor en ellos encomendada.
Si bien es cierto que todas ellas tienen un nexo común en el medio ambiente y un objetivo principal basado en la sostenibilidad y en la búsqueda de un equilibrio ambiental y socioeconómico, cada disciplina concreta posee su propia labor en dicha cuestión e identidad por mucho que en ocasiones ésta pueda ser muy similar entre alguna de ellas.
El papel del ambientólogo en la multidisciplinariedad asociada al contexto ambiental
Desde finales del siglo XX, y en respuesta al auge sufrido durante la década de los 80 y 90 en materia conservacionista a raíz de nueva legislación y tratados internacionales de la misma forma que una gran variedad de publicaciones científicas pertenecientes a multitud de áreas vinculadas directa o indirectamente con el medio ambiente, surge la necesidad de contar con profesionales capaces de entender éste desde un punto de vista integrador, es decir, más allá de una visión individualizada de componentes específicos presentes en el medio. “La condición de complejidad, que comprende el estudio del ambiente desde las distintas disciplinas, reivindica la necesidad, o al menos la conveniencia, de una visión integradora de las partes y sus interacciones” (Nancy, 2010).
Sin lugar a duda su reciente desarrollo es responsable de diversas incógnitas asociadas a su cometido dentro de los entornos naturales, también de su ausencia en puestos de responsabilidad ligados a la gestión de éstos o incluso el desempeño y destrezas que debe albergar y por ende su propia identidad dentro de la multidisciplinariedad relacionada en el medio ambiente.
De hecho, si acudimos a la definición del término ambientólogo existente en la Real Academia de la Lengua Española (RAE) “especialista en el estudio del medio ambiente” (RAE, 2024), podemos observar su generalidad careciendo de funcionalidad e identidad. Puesto que bajo esta definición deben sentirse identificados multitud de profesionales vinculados a numerosas áreas del conocimiento que se dedican al análisis de componentes del medio, ya sean seres vivos o cualquier otro factor biótico o abiótico que forme parte de los ecosistemas en su conjunto o de las relaciones que existen entre ellos.” Los diccionarios de ecología y medio ambiente son, hoy en día, un reto para la lexicografía de especialidad en español. “El primero de ellos es definir claramente los destinatarios y establecer unos fines concretos que den una dirección coherente a la obra; eso permitirá elaborar buenos diccionarios de divulgación y buenos diccionarios especializados que den respuestas a las necesidades de la comunidad científica pero también a la sociedad, que reclama cada día más información sobre el mundo de la ciencia” (Marimón,2008).
En este punto es donde surge el valor de las Ciencias Ambientales y por consiguiente de los profesionales dedicados a ellas. Una disciplina capaz de dotar de conocimientos suficientes a sus discípulos para desarrollar una visión integradora de las problemáticas ambientales en su conjunto. Garantizando por una parte la compresión de todos aquellos agentes implicados en ellas y por otra parte siendo capaz de interceder por la preservación del medio. Encontrándose en ésta precisamente la capacidad de transformar relaciones multidisciplinares en vínculos interdisciplinares a través de un relativo e interpretación integradora del medio ambiente.
Por lo tanto, su interés en el devenir de la toma de decisiones o redacción de informes técnicos acordes a su actividad reside en su capacidad para buscar el equilibrio entre las distintas variables socioeconómicas y ambientales que conforman una situación concreta. Actuando de forma intrínseca en esa definición la vinculación científica de un profesional ligado a dicha materia y por tanto no ocupando en ningún término el papel que pueda tener ninguna otra disciplina individualmente en la investigación científica del medio.
Esa cuestión es principal a la hora de comprender la aportación de las ciencias ambientales, ya que no se trata de una cuestión competitiva como en ocasiones puede parecer, sino de un valor integrador de las necesidades del ambiente y de sus propios habitantes, que debería desencadenar como mínimo en la totalidad de los casos, en el diálogo multidisciplinar como paso anterior a una ejecución de carácter interdisciplinar para la resolución de problemáticas y conflictos. Por tanto, la presencia del ambientólogo es precisa para convertir un diálogo multidisciplinar en una relación interdisciplinar como consecuencia de su visión integradora que permita alcanzar acuerdos resultantes en la consecución de altos estándares de sostenibilidad. “En una relación multidisciplinar, la cooperación puede ser mutua y acumulativa pero no interactiva, mientras la interdisciplinariedad mezcla las prácticas y suposiciones de las disciplinas implicadas” (García, 2017).
Ejerciendo por tanto como nexo entre las partes y garantizado una balanza asumible entre la calidad y el nivel de vida de la población que a su vez radique en la preservación del medio. Como consecuencia, es palmario que derivado de esta actividad existirán limitaciones y faltas de entendimiento, pero en este sentido también el ambientólogo debe estar dotado de capacidades suficientes para valorar los riesgos de cualquier proyecto o actividad y establecer prioridades a la hora de calibrar decisiones. Esta característica también debe ser asumida por dichos profesionales que deben diferenciarse de aquellas materias asociadas únicamente al impacto económico o la labor estrictamente científica que corresponde a los puristas de la investigación.
Concordancia con disciplinas contemporáneas y tradicionales
Derivado de su propia existencia, a menudo las ciencias ambientales son interpretadas como sinónimo de otras disciplinas tanto tradicionales como vanguardistas y en consecuencia no diferenciando el espacio y características que posee cada una de ellas.
Como no puede ser de otra manera las ciencias ambientales guardan una estrecha relación con todas ellas, puesto que al ocuparse del medio ambiente de forma integradora y en su conjunto, debe trabajar paralelamente con todas y cada una de las materias que estudian específicamente cualquier factor del medio. Por lo tanto, la cooperación entre ellas es fundamental para conseguir alcanzar los objetivos marcados en términos de desarrollo sostenible y que se establecen en distintos ámbitos como pueden ser los ODS.
Sin embargo, en la propia formación de un ambientólogo se debe dar por sentado la continua evolución en relación con los nuevos preceptos y métodos que se desarrollen en el contexto ambiental y socioeconómico. En este punto, áreas tan importantes como la bioética o la educación ambiental deben conformar parte de la visión integradora del medio como designios fundamentales a la hora de garantizar su preservación y la de cada uno sus componentes intrínsecos. “El tratar de abordar el enfoque de la educación transdiciplinaria se debe también a las transformaciones sociales que acontecen en todas las sociedades del mundo a partir de la denominada globalización no sólo económica si no también en el ámbito tecnológico y cultural” (Pedroza y Argüello, 2002).
Aunque a través de lo mencionado previamente, no se puede exigir a los ambientólogos que asuman tareas tales como la educación de la población en cuestiones ambientales que debe recaer en los educadores ambientales previo asesoramiento y conocimiento aportado por las disciplinas cuya labor consiste en la investigación y divulgación de sus propios resultados.
Teniendo en cuenta además que investigadores a principios del siglo XX ya instaban por la necesidad de garantizar la interdisciplinariedad en el momento de entender y gestionar el medio ambiente y la población asentada en sus proximidades, requiriendo profesionales que fueran capaces de comprender el conocimiento aportado por todas ellas y diera paso a un desarrollo antrópico y del entorno natural consensuado. Una circunstancia que además queda constatada en las personalidades científicas de la época que fueron capaces de investigar y publicar en el seno de varias disciplinas simultáneamente o bien intentando interrelacionar algunas de ellas para alcanzar objetivos superiores como puede referenciarse a través de conceptos como ecética. Una disciplina desarrollada por Emilio Huguet del Villar a principios del siglo XX y que se define según lo expuesto por Martí (1984), como una materia geográfica que analiza las sociedades humanas para conseguir que mayor cantidad de población pueda vivir en el menor espacio existente en las mejores condiciones. Siendo ésta un ejemplo magnífico de la labor propia de la interdisciplinariedad para alcanzar un desarrollo sostenible.
Por lo tanto, la vinculación de las ciencias ambientales con el resto de materias debe entenderse desde el punto de vista integrador donde cada una aporte individualmente, pero a su vez sea capaz de interrelacionarse con el resto de disciplinas para proponer respuestas conjuntas, donde las ciencias ambientales tienen un papel vertebrador de moderación buscando solventar los intereses socioeconómicos y ambientales focalizando en la consecución del desarrollo sostenible.
Conclusiones
La figura del ambientólogo como consecuencia de su reciente instauración en el seno de la comunidad científica y resto de disciplinas de índole socioeconómica, aún se encuentra insuficientemente reconocida en el ámbito socioeconómico y ambiental internacional. Lo que conlleva su ausencia generalizada en puestos de responsabilidad vinculados a la gestión de espacios naturales.
A pesar de lo anterior es preciso establecer el desempeño vinculante de los profesionales ligados a las ciencias ambientales dentro del concepto de interdisciplinariedad y como punto de unión en las relaciones existentes entre diversas disciplinas para la consecución del desarrollo sostenible.
A su vez la continua actualización de conocimientos y de materias vanguardistas con responsabilidades a la hora de comprender y trasmitir los valores asociados al medio ambiente al conjunto de la población, requiere una relación estrecha de las ciencias ambientales con el resto de las disciplinas que resulte en una coordinación relevante para el alcance de numerosas metas.
Aunque no únicamente debe basarse en la cooperación de áreas del conocimiento de reciente creación, sino que su conexión con aquellas más tradicionales y de amplio espectro de acción proporciona un valor asociado para la preservación del medio. Es decir, la función del ambientólogo en la gestión y resolución de problemáticas ligadas al desarrollo socioeconómico en entornos naturales es relevante para convertir relaciones multidisciplinares entre distintos actores en un ámbito interdisciplinar fundamentado en la toma de decisiones garantistas de los valores naturales intrínsecos del territorio.
Bibliografía
García, A. (2017). Apuntes acerca de la interdisciplinariedad y la multidisciplinariedad. EduSol, 17(61),10.
Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6137067
Marimón, C. (2008). Los diccionarios de ecología y medio ambiente en español o el léxico entre la ciencia y la conciencia. Verba Hispanica, 16(1), 91-105. https://doi.org/10.4312/vh.16.1.91-105
Martí, J. (1984). Emilio Huguet del Villar (1871 1951): Cincuenta años de lucha por la Ciencia. Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, Barcelona.
Nancy, A. (2010). Los estudios sobre el ambiente y la ciencia ambiental. Scientiae studia, 8, 129-156. https://doi.org/10.1590/S1678-31662010000100006
Pedroza, R. y Argüello, F. (2002). Interdisciplinariedad y Transdisciplinariedad en los Modelos de Enseñanza de la Cuestión Ambiental. Cinta de Moebio: Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales, (15), 2. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=297341
Webgrafía
Real Academia de la Lengua Española (RAE) (21 de agosto de 2024). https://dle.rae.es/
























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