La nueva frontera ambiental en 2025: Plásticos, clima extremo y biodiversidad al límite


Por Redacción de Revista «Ojeando la Agenda»ISSN 1989-6794
Fecha: Septiembre 2025

El año 2025 marca un punto crítico en la relación entre humanidad y naturaleza. La contaminación plástica, el avance del cambio climático y la acelerada pérdida de biodiversidad han convergido en una crisis planetaria que ya no es solo ambiental, sino también económica, sanitaria y social. Nuevos informes publicados en los últimos meses alertan: sin una acción inmediata y coordinada, el deterioro de los sistemas naturales podría alcanzar un punto sin retorno.


1. La contaminación plástica: de crisis ambiental a emergencia sanitaria

La producción global de plásticos supera actualmente las 430 millones de toneladas anuales. De ese volumen, menos del 10 % se recicla eficazmente, lo que deja a los ecosistemas inundados de residuos persistentes. Además, se estima que 19 millones de toneladas de plástico se filtran cada año al medio ambiente, afectando suelos, océanos y ríos.

Más alarmante aún es el impacto en la salud humana. Recientes análisis advierten que la contaminación plástica, junto con los químicos tóxicos asociados, podría estar causando daños sanitarios valorados en 1,5 billones de dólares anuales, afectando todas las etapas de la vida humana, desde la gestación hasta la vejez.

Los llamados PFAS, conocidos como “químicos eternos”, han sido detectados en agua potable, alimentos y aire. Su uso extendido en materiales plásticos, textiles y productos industriales se ha vinculado a problemas de fertilidad, enfermedades inmunológicas y riesgos elevados de algunos tipos de cáncer.


2. Cambio climático: extremos que ya no sorprenden

El cambio climático intensifica fenómenos extremos a un ritmo sin precedentes. El aumento de la frecuencia de olas de calor, incendios forestales y tormentas severas está alterando ecosistemas enteros y comprometiendo la seguridad de millones de personas.

La región amazónica ha sido un ejemplo dramático de estas nuevas realidades. Investigadores documentaron temperaturas del agua de hasta 41 °C, provocando la muerte masiva de delfines de río por falta de oxígeno. Comunidades científicas y locales describieron el agua “tan caliente que los animales no tenían refugio”. Este evento, vinculado a la sequía extrema y la deforestación, demuestra cómo la crisis climática puede detonar colapsos ecológicos repentinos.

La crisis climática también amenaza la seguridad alimentaria global. A medida que los eventos extremos se combinan con el agotamiento del suelo y la reducción de polinizadores, la producción agrícola se vuelve más vulnerable, especialmente en regiones tropicales y subtropicales.


3. Biodiversidad: el capital natural que sostiene la economía

La pérdida de biodiversidad ya no es solo un problema ecológico; es un riesgo económico sistémico. Más del 55 % del PIB mundial depende directamente de los servicios ecosistémicos, como la polinización, la disponibilidad de agua limpia, la regulación climática y las materias primas.

Un informe reciente advierte de que miles de empresas podrían enfrentar pérdidas significativas si continúan ignorando el deterioro del capital natural. En sectores como agricultura, alimentación, turismo y farmacéutica, los riesgos ambientales aún no están plenamente integrados en los modelos financieros.

La combinación de deforestación, contaminación química y cambio climático está acelerando la extinción de especies. Muchas poblaciones animales están disminuyendo mucho más rápido de lo previsto, y algunas podrían desaparecer completamente en las próximas décadas.


4. Gobernanza global: el tratado internacional sobre plásticos como esperanza

Ante la creciente evidencia científica, más de 170 países están involucrados en las negociaciones para un Tratado Global de Plásticos. El acuerdo busca limitar la producción, eliminar químicos peligrosos, mejorar la gestión de residuos e impulsar la economía circular.

Científicos han señalado que estas negociaciones representan “la última oportunidad” para frenar la crisis plástica. Al mismo tiempo, organismos internacionales han destacado que los países con menos infraestructura para gestionar residuos —principalmente en el Sur Global— son los más afectados, convirtiendo esta problemática en un asunto de justicia ambiental.


Conclusión: Un 2025 decisivo

El año 2025 es un punto de inflexión. La ciencia es incuestionable: los sistemas naturales están bajo presión extrema, pero aún existe margen para actuar. Reducir la producción de plásticos, acelerar la descarbonización, proteger la biodiversidad y fortalecer la gobernanza ambiental global son pasos indispensables.

La cuestión ya no es si podemos actuar, sino si lo haremos a tiempo.


Fuentes

  1. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Beat Plastic Pollution – World Environment Day (2024).
  2. Foro Económico Mundial (WEF). Global Risks Report 2025.
  3. The Guardian (2025). Informe sobre impacto sanitario de los plásticos.
  4. National Geographic Latinoamérica (2024). Los 8 efectos principales del cambio climático según la ONU.
  5. El País (2025). Cientos de delfines muertos por los 41 grados de récord en aguas amazónicas.
  6. ArXiv (2025). Estudios recientes sobre riesgos financieros relacionados con la naturaleza.
  7. Le Monde (2025). Advertencia científica sobre negociaciones del tratado global de plásticos.
  8. OCDE (2025). Development Co-operation and the Elimination of Plastic Pollution.

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