Elena Litchman, profesora asociada de la Universidad Estatal de Michigan, Ecología, es la responsable de un reciente estudio recogido por la revista “ Letras de Ecología”, en el que se nos señala la necesidad de no sólo recordar a la carpa de Asia o los mejillones cebra o polillas gitanas como especies invasoras capaces de afectar los ecosistemas, ya que existen muchos menores invasores casi invisibles, microbianas invasivas a las que pocos prestan atención y que no deben de subestimarse.
El cambio climático podría estimular invasiones por microbios patógenos tropicales y subtropicales en latitudes templadas y según Litchman ,»los microbios invasores tienen muchos de los mismos rasgos que sus homólogos ‘macro’ (más grandes) y tienen el potencial de afectar significativamente los ecosistemas terrestres y acuáticos”, algo que tiende a olvidarse.
Lichtman avisa que la falta de detección actual unida al cambio climático que vivimos, traerá consigo un aumento de estas especies ignoradas por muchos y que representan, hoy en día, un misterio.
Muchos son los que desconocen los efectos de las cianobacterias exóticas, también llamadas ‘algas’, que aparecieran en los Lagos norteamericanos y europeos, o la fijación de nitrógeno rhizobium – un microorganismo de suelo que emigró desde Australia a Portugal.
Es importante recordar, a modo de ejemplo, que el aumento de la temperatura del aire contribuye en la propagación de la malaria y otros microbios patógenos en altitudes superiores. Otro ejemplo lo tenemos en la plaga de castaño alterado dramáticamente en bosques y la propagación del virus del Nilo Occidental , asociado con la mortandad de aves.