Autores: Ec. Mg. Mery Esperanza Ruiz Guajala, Dr. Mg. Luis Marcelo Mantilla Falcón, Dr. Mg. César Medardo Mayorga Abril.
Institución: Universidad Técnica de Ambato. Facultad de Contabilidad y Auditoría. Ambato-Ecuador
e-mail: ec_mruiz@yahoo.es; cesarmayorga2002@yahoo.com; lumarmantillaf@hotmail.com
Resumen:
El ahorro del agua es una práctica importante que realizan los individuos en sus hogares, y lo hacen con dos fines: un fin económico, por la reducción de su planilla de pago mensual; y un fin de sostenibilidad ambiental, por ser un recurso vital. Para lograrlo, hay una serie de hábitos y costumbres que son necesarios conocer. El presente estudio tiene por objetivo describir la conducta de los hogares ecuatorianos en las prácticas de ahorro del consumo de agua potable desde el año 2012 al 2014, en base a las estadísticas proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador, con el fin de percibir los cambios que se han dado con el transcurso del tiempo. De los resultados analizados se afirma que en los últimos años, las prácticas de ahorro de agua en los hogares se han incrementado de manera considerable en un 58,68%, lo que demuestra que hay conciencia ambiental.
Palabras clave: Agua potable, ahorro, prácticas, sostenibilidad ambiental, hábitos.
Abstract:
Water saving is important practices performed by individuals in their homes, and make two purposes: an economic purpose, by reducing its payroll monthly payment; and to environmental sustainability, as a vital resource. To achieve this, a number of habits and customs that is necessary to know. The present study aims to describe the behavior of the Ecuadorian household saving practices in water consumption from 2012 to 2014, based on statistics provided by the National Institute of Statistics and Census of Ecuador, to to perceive the changes that have occurred in the course of time. The results analyzed states that in recent years, water-saving practices in homes has increased significantly in 58.68%, which shows that no environmental awareness.
Keywords: Drinking water, saving practices, environmental sustainability, habits.
- INTRODUCCIÓN
El agua es uno de compuestos que tiene incalculable valor para las funciones metabólicas de los seres vivos en sentido general y para varias de las actividades que realizan los seres humanos en particular (García, 2009).
El agua potable, líquido indispensable para la vida, pero lamentablemente es un recurso limitado para la mayoría de los países del mundo, y como tal; por un lado, los gobiernos tienden a diseñar políticas para la gestión adecuada del mismo; y por otro, la población se ve obligada a utilizar prácticas de ahorro en el uso de este importante tesoro.
Las estrategias de manejo del agua en las que en forma genuina participan los usuarios locales, son simplemente más eficientes, más efectivas, más equitativas y ambientalmente más sostenible que las prácticas dirigidas desde arriba (Umbría, Trezza, & Jégat, 2008).
Solo una mínima parte del agua del planeta es potable, es decir, apta para la alimentación y para el uso doméstico (Hernández, 2010).
No todos los hogares en el mundo tienen acceso al agua potable, sobre todo en las zonas rurales, pues se encuentran marginadas al disfrute de este servicio, y, si a ello sumamos el bajo nivel de calidad del agua potable, a decir de Badii Landeros y Cerna (Badii, Landeros, & Cerna, 2008), el control de la calidad del agua es un problema que se suma a la creciente escasez por sobreexplotación y la elevación de los costos por el abastecimiento, dada la necesidad de tratarla antes de que se pueda usar.
En un artículo publicado por la Revista Actualidad del Centro Latinoamericano de Estudios Locales (CELADEL, 2015), se evidencian estadísticas del problema de acceso al agua potable en las ciudades latinoamericanas, pues 120 millones de habitantes urbanos en América Latina carecen de acceso a agua adecuada, y 884 millones de personas (una de cada ocho) sin acceso al agua potable. Para el 2015, en Brasil, el 71 % de la población sufrirá déficit en el abastecimiento de agua pese a que este país es la mayor potencia hídrica del mundo. En el Perú, hay provincias en donde el 50 % de la población no tiene agua corriente, a ello se suma deficiente manejo del agua, sobre todo en actividades agrícolas, el desperdicio de este recurso es muy grande (70 de cada 100 litros). En Colombia, en 2010 el 90,8 % de los hogares urbanos gozaba de acceso al agua potable, y desde hace dos años a través del programa «Medellín Solidaria», 27.945 hogares reciben gratis 2.500 litros mensuales de agua por cada integrante de la familia. En Bolivia, el 87 % de la población tiene acceso al agua potable, en Paraguay, solo el 60 %, en Costa Rica 89,5 %; Uruguay, el 95 % de la población accede a agua potable de calidad. En el Ecuador, el 30 % y el 40 % de la población rural carecen de acceso a agua potable.
Con el propósito de que los países lleguen con este servicio a toda la población, organismos internacionales como el Banco Mundial, ha realizado un arduo trabajo en cuanto a saneamiento y agua potable. Un número considerable, 123 millones son las personas que tienen un mejor acceso a agua y 5,8 millones las que cuentan con un mejor acceso a saneamiento gracias a proyectos respaldados por el Banco Mundial entre 2002 y 2012. (Banco Mundial, 2014).
América Latina y los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Tomando en cuenta que solamente el 2,5% del agua total del globo terrestre es agua dulce, y que el individuo aún no toma conciencia de que el uso de cada gota de este elemento es vital para lograr el equilibrio ecológico, los países se han preocupado porque el suministro llegue a la mayor parte de los hogares. Si bien la cantidad de agua que consumimos está medida en función de las necesidades básicas del individuo, todavía no existe concientización sobre el uso racional de este recurso en los hogares.
Para lograr el eficiente manejo de los recursos, así como el desarrollo sostenible, a partir del año 2000, 189 países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) persiguen ocho objetivos, llamados los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), referentes a la erradicación de la pobreza, la educación primaria universal, la igualdad entre los géneros, la mortalidad infantil, materna, el avance del VIH/sida y el sustento del medio ambiente, asociación mundial para el desarrollo. Específicamente, el objetivo 7 que consiste en garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, la meta 10 tiene como finalidad reducir a la mitad para 2015 el porcentaje de personas que carecen de acceso sostenible al agua potable y al saneamiento básico.
La mencionada meta de los ODM implica el compromiso de aumentar la cobertura mundial con agua potable de un 77% en 1990 a un 88,5% en 2015. Durante el periodo 1990-2002 (sobre el cual se dispone de datos) la cobertura mundial aumentó un 5%, pasando de un 77% a un 83%. Esto significa que casi 1000 millones de personas obtuvieron acceso a mejores fuentes de agua durante ese periodo. La progresión mundial de la cobertura entre 1990 y 2002 indica que la meta de los ODM referente al agua de bebida probablemente se alcance, salvo en el África subsahariana porque está retrasada en comparación con las otras regiones en desarrollo en cuanto a la evolución hacia lo proyectado (OMS, 2015).
Desde la firma del acuerdo de los Objetivos del Milenio, los países involucrados han empleado los mecanismos necesarios para lograrlos. Es así que, en América Latina y el Caribe se ha logrado superar uno de los objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), de reducir a la mitad el número de personas que no tienen acceso a agua potable. Un 52% de los países ya han alcanzado las metas a nivel nacional, otro 24% es probable que también lo haga para 2015, pero el resto (24%) es improbable que alcancen los ODM. En cuanto al saneamiento, el logro de los ODM a nivel regional es más difícil. Un 32% de los países ya han alcanzado las metas a nivel nacional, otro 14% es probable que también lo haga para 2015, pero el resto (54%) es improbable que alcancen los ODM (Rojas, 2014).
Agua potable en el Ecuador
Gestión pública para abastecimiento de agua potable
El Ecuador tiene una alta disponibilidad hídrica –bordea los 20 700 m3/hab./año– que supera por mucho a la media mundial –de alrededor de 1 700 m3/hab./año–. El país tiene dos vertientes hidrográficas: la del Pacífico al occidente del país, y la del Amazonas al Oriente. La vertiente del Pacífico cuenta con una dotación estimada de 5 200 m3/hab./año, mientras que la vertiente amazónica presenta una dotación media de 82 900 m3/hab./año.
Lamentablemente, debido a la distribución de la población en el Ecuador, la demanda para los distintos usos del agua es inversamente proporcional a esta disponibilidad: el 88% de los habitantes y gran parte de los sistemas productivos agrícolas e industriales dependen de la dotación de agua proveniente de la vertiente del Pacífico, mientras que tan solo el 12% de los ecuatorianos dependen de la dotación de agua generada por la vertiente del Amazonas (SENAGUA, 2012 citado por SENPLADES (2013).
Pese a que el Ecuador cuenta con grandes fuentes hídricas, el líquido vital no llega a todos los hogares. El acceso al agua potable es un derecho que tiene cada individuo en la sociedad ecuatoriana, y el estado garantiza este derecho, así, la Constitución de la República del Ecuador (Asamblea Nacional, 2008), en el artículo 66, establece “el derecho a una vida digna, que asegure la salud, alimentación y nutrición, agua potable, vivienda, saneamiento ambiental, educación, trabajo, empleo, descanso y ocio, cultura física, vestido, seguridad social y otros servicios sociales necesarios”.
El gobierno ecuatoriano para garantizar el derecho al agua, se ha fijado algunos objetivos dentro del llamado Plan Nacional del Buen Vivir (SENPLADES, 2013), y así, en su tercer objetivo: Mejorar la Calidad de vida de la población, hace énfasis a que la calidad de vida empieza por el ejercicio pleno de los derechos del Buen Vivir: agua, alimentación, salud, educación y vivienda, como prerrequisito para lograr las condiciones y el fortalecimiento de capacidades y potencialidades individuales y sociales. Así mismo, el objetivo siete hace referencia a Garantizar los derechos de la naturaleza y promover la sostenibilidad ambiental, territorial y global; objetivos que van de la mano en el uso adecuado y conservación del agua.
El gobierno nacional del economista Rafael Correa Delgado, ha impulsado en su gestión la cobertura y la calidad de los servicios básicos, pues las estadísticas proporcionadas por el INEC, muestran que en particular el agua y el saneamiento han mejorado, pues éstos constituyen componentes de la calidad de vida de la población y consecuentemente influyen en que el individuo se desarrolle en un ambiente plausible. A decir de la gestión pública, según palabras del presidente, se ha logrado cumplir la meta 10 del Objetivo del Milenio: Reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento (El Universo, 2015). Como se puede observar en la tabla 1, desde el 2006 al 2014, el acceso al agua potable en el área urbana y sobre todo rural se ha incrementado.
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