Autor: Christian Hernán Contreras Escandón
Arquitecto, Maestro en Arquitectura UNAM
Estudiante de Doctorado en Estudios Latinoamericanos UASB
Profesor de la Universidad Católica de Cuenca y Universidad de Cuenca-Ecuador
El siguiente artículo es una revisión teórica sobre la noción de naturaleza en textos que han analizado la relación de América Latina (AL) y el orden global. El análisis se propone bajo el presupuesto de que la categoría de naturaleza ha estado constantemente presente en las relaciones de AL y el sistema global. Sin embargo, como objeto teórico, no ha tenido un tratamiento detallado en el contexto latinoamericano de las Relaciones Internacionales (RI). El texto está organizado en tres secciones:
(1) Introducción: Re-pensar la naturaleza. En ésta primera sección se discute el rol de los conceptos en las ciencias y la posibilidad de re-pensarlos considerando el lugar y el sitio de observación, en lugar de estudiarlos desde sitios históricamente privilegiados por las ciencias.
(2) Desarrollo: La noción de naturaleza en las RI de AL. En ésta sección se revisa la noción de naturaleza en los textos de Raúl Prebisch (1949) sobre El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas, de Octavio Rodríguez (1980) sobre La teoría del subdesarrollo de la CEPAL, de Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto (2005) sobre Dependencia y Desarrollo en América Latina, de Theotonio Dos Santos (1971) sobre La estructura de la dependencia, de André Gunder Frank (2005) sobre El desarrollo del subdesarrollo, de Carlos Escudé (1995) sobre El realismo de los Estados Débiles, de Helio Jaguaribe (1979) sobre Autonomía periférica y hegemonía céntrica, de Atilio A. Borón (2013) sobre América Latina en la geopolítica del imperialismo, de Boaventura De Sousa Santos (2009) sobre Una epistemología del sur, de Arturo Escobar (2010) sobre Cruzando las fronteras y los bordes del pensamiento, de Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlián (2002) sobre De la autonomía antagónica a la autonomía relacional: una mirada teórica desde el Cono Sur, de Walter Mignolo (2005) sobre La idea de América Latina y de Arlene B. Tickner y David L. Blaney (2013) sobre Claiming the International. El análisis expuesto en ésta sección intenta dar respuesta a la pregunta de ¿cómo los autores citados asumen la noción de naturaleza en la relación de América Latina y el orden global?
(3) Conclusiones. En ésta última sección se intenta articular algunas nociones sobre la naturaleza en AL.
(1) Introducción: Re-pensar la naturaleza
Santos (2009) sugiere que vivimos en un momento de ambigüedad y complejidad del tiempo científico, es decir en una fase de transición. Adicionalmente sostiene que existe una urgencia de dar respuesta a preguntas simples. Plantea que el perfil del nuevo orden científico estará delimitado por las siguientes hipótesis:
(1) Comienza a dejar de tener sentido la distinción entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. (2) La síntesis entre las dos tendrá que operar como un polo catalizador. (3) Las ciencias sociales tendrá que rechazar las formas de positivismo lógico, con la consiguiente valoración de los estudios de las humanidades. (4) La síntesis no supone una ciencia en sí, ni una teoría general, sino un conjunto de pasajes temáticos donde convergen objetos teóricos. Y (5) en la síntesis, la distinción entre conocimiento científico y conocimiento vulgar tenderá a desaparecer.
Jackson (2011) parafraseando a Karl Popper (1992) sostiene que la ciencia progresa a través de esfuerzos sucesivos para refutar conjeturas, en lugar de; esfuerzos para verificarlos o justificarlos (Popper 1959). Entonces la ciencia aparece en su concepción como nuestra mejor “defensa contra el error” (Jackson 2011). Para Agnew (2006) los “fundamentos” son “decisivos para cualquier área de estudio y sostiene que es importante entender las bases ontológicas del saber. Para Agnew (2006), la ciencia alcanzaría nuevas perspectivas si no se privilegia una sola historia del conocimiento asociada con una región específica del mundo, que implícitamente o explícitamente presumen su universalidad auto-evidente (Agnew 2006). Por lo que considera que el conocimiento siempre se construye en algún lugar por personas particulares que reflexionan sobre la experiencia histórica en su lugar, a diferencia de los conocimientos universales que surgen por lo general de la proyección de dichas experiencias alrededor del mundo (Agnew 2006, 52).
Para Mignolo (2005) los europeos ocupaban un “locus universal” de observación y enunciación desde el que podía clasificar el mundo y a sus habitantes, y plantea que la transformación radical en la geografía del conocimiento hizo que todos los otros “loci” de observación dependiera de la perspectiva cristiana (Mignolo 2005, 127). De forma mas profunda Agnew (2006) plantea que la geografía del conocimiento puede entenderse de cinco formas:
(1) Etnográfica, donde se enfoca el conocimiento como plural por sí mismo y se centran en las jurisdicciones y los sitios en los que se produce y consume el conocimiento. (2) Desde un enfoque de colonialidad, que tiende a privilegiar el rol de la colonialidad o los efectos del colonialismo en el conocimiento. (3) Desde filosofías de la fenomenología, que hacen énfasis en las relaciones íntimas entre contextos particulares del “ser”, por un lado, y la adquisición del conocimiento, por el otro. (4) Enfoque local/global, que hace énfasis en cómo lo local se convierte en global dado el ascenso de sus promotores políticos. (5) Enfoque sobre la geografía de la lectura, su enfoque hace énfasis en la circulación del conocimiento.
Pero las prácticas de lectura no son viajes textuales aislados sino que están estructurados por las tradiciones de lectura en el que se ubican, y apunta a la necesidad de trazar cartografías. Para Livinsgtone (2005) las cartografías de la recepción del texto son formas en las que obras son revisadas y juzgados por un determinado público en espacios particulares. Adicionalmente mediante el desarrollo de geografías podemos empezar a comprender más plenamente el papel que juega el espacio, el lugar y el sitio en la producción, circulación y recepción del conocimiento (Livingstone 2005). A escala mundial, quizás la característica más notable de los siglos pasados haya sido la forma en la que se han incorporado la mayoría de los lugares a los flujos de conocimiento, dominado por los europeos y por extensiones de Europa los Estados Unidos (Agnew 2006, 54).
Agnew (2006) sostiene que la epistemología geográfica contemporánea es rica en enfoques, entonces mostrar algunas maneras en las que podemos construir una “geografía del conocimiento”, que se fundamentería formas en las que incorpore el espacio y el lugar de la producción de conocimiento y su circulación. Según el autor dicha tarea está por hacerse (Agnew 2006, 57). Por otro lado Sartori (1970) sostiene que en las ciencias existe una tendencia a creer que la formación de conceptos están antes que la cuantificación, por lo que sugiere que antes de empezar a medir es necesario contar con un concepto de aquello que se va a medir (Sartori 1970), tal argumento se puede asumir como una crítica a las investigaciones neopositivistas en las RI y en las ciencias sociales. Es decir que antes de investigar la presencia o ausencia de un atributo, es necesario formar el concepto de esa variable, entonces de ésta forma la cuantificación no puede estar primero.
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