Autores: MSc Abilio Santos Malengue1 , Dr. Salvador Hernández Navarro , Dra. Paula Carrión Prieto2.
1-Facultad de Ciencias Agrarias (Chianga) de la Universidad José Eduardo dos Santos, Huambo / Angola
2-Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias (Campus Palencia), de la Universidad de Valladolid/ España
Resumen
La investigación se desarrolló con el objetivo de caracterizar mediante FTIR los compuestos orgánicos en tres variedades de Remolacha (Beta vulgaris L.). Las muestras preparadas fueron analizadas y caracterizadas mediante espectroscopia infrarroja trasformada de Fourier (FTIR), utilizando un espectrofotómetro Thermo Scientific, modelo Nicolet iS50 FT-IR con un rango de lectura de 400-4000 cm-1. Usando de forma conveniente, el FTIR permitió determinar y analizar los distintos compuestos presentes en la remolacha, que es la materia prima más importante para la producción de azúcar, tanto en España, como en todo el espacio europeo. Se ha constatado que el contenido de sacarosa difiere según localidades, en unas, la variedad Sandrina tiene mayores registros y en otras, es Dulzata o Amalia. Sin embargo, la producción de la misma puede relacionarse con el área de pico, de modo que es Sandrina la más idónea para su explotación ya que ofrecerá un mayor rendimiento económico.
Palabras claves: Compuestos orgánicos, FTIR, Remolacha, Sacarosa
Introducción
Los azúcares son conocidos por el hombre hace por lo menos 3000 años, primitivamente bajo la forma exclusiva de miel y su consumo generalizado es un hecho relativamente nuevo (Amaral, 1978). La mayor parte de las plantas verdes contienen azúcar en una u otra proporción, pero industrialmente solo ofrecen interés la caña y la remolacha azucarera. Además la remolacha se parece con la caña con relación el valor energético. Sin embargo, el contenido de vitamina A es completamente diferente apenas presenta unos microgramos, posee un alto contenido de ácido fólico, alcanzado los 90 µg / 100g, también son dignos de destaque los 10 µg de vitamina C por cada 100g. Entre los minerales, el potasio vuelve a ser protagonista, acompañando a la distancia por el hierro y el magnesio (Pinto, 2007).
Villarías-Moradillo, (2000) hace un recorrido por la historia del cultivo en el que se explica que las características de las cualidades azucaradas de la remolacha ya fue citada por Teofrasto, Galeno y Dioscórides en la antigüedad. En el siglo XVIII el químico alemán Margraff comenzó a estudiar la posibilidad de extraer azúcar de unas remolachas muy primitivas que solamente contenían un 6% de azúcar y obtuvo en 1747 por primera vez azúcar cristalizado.
La remolacha (Beta vulgaris L.) pertenece a la familia de las Quenopodiáceas y se considera originaria de las regiones mediterráneas y Asia occidental. Presenta la raíz tuberosa de forma globular que se desarrolla casi a la superficie del suelo, acentuadamente con sabor dulce y color púrpura (Silva et al., 2015). Según Tamaro y Caballero, (1988) la remolacha se adapta en cualquier clima pero es propia para cultivarse en regiones altitudinales, bajas e intermedias, y climas relativamente fríos o templados en altitudes superiores a los 500 metros sobre el nivel de mar debido a su sensibilidad a las bajas temperaturas. La remolacha es utilizada, bien para el cultivo como forraje, o bien como materia prima para la producción de azúcar, siendo ésta última utilizada largamente en Europa (Silva et al., 2015). El área cultivada con remolacha en la cosecha 2016/2017 en la Unión Europea (UE) fue un 5,6% superior a la cosecha anterior (FAO, 2018). El grafico 1 presenta la serie de producción de remolacha en toneladas en la Unión Europea.
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