FAO , con fecha 11 de mayo, hizo público el informe «Global food losses and food waste» (Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo) , encargado al Instituto sueco de Alimentos y Biotecnología (SIK) para el congreso internacional Save Food! (Ahorra comida!) celebrado en Düsseldorf (Alemania) el 16 y 17 de mayo dentro de la feria comercial sobre industria internacional del envasado Interpack2011.En el mismo, se pone de manifiesto que cerca de un tercio de los alimentos producidos por el hombre se desperdincian.
El informe recoge las siguientes conclusiones:
Los países industrializados y aquellos en desarrollo desperdician más o menos la misma cantidad de alimentos: 670 y 630 millones de toneladas respectivamente.
Cada año, los consumidores en los países ricos desperdician la misma cantidad de alimentos (222 millones de toneladas) que la totalidad de la producción alimentaria neta de África subsahariana (230 millones de toneladas).
Las frutas y hortalizas, además de las raíces y tubérculos, son los alimentos con la tasa más alta de desaprovechamiento.
La cantidad de alimentos que se pierde o desperdicia cada año equivale a más de la mitad de la cosecha mundial de cereales (2 300 millones de toneladas en 2009/2010).
La producción total de alimentos per cápita para el consumo humano se sitúa en alrededor de 900 kg anuales en los países ricos, cerca del doble con respecto a los 460 kg producidos en las regiones más pobres. En los países en desarrollo el 40 por ciento de las pérdidas ocurre en las fases de post-cosecha y procesado, mientras que en los países industrializados más del 40 por ciento de las pérdidas se da a nivel de las ventas al por menor y del consumidor.
Importante distinguir entre perdidas de alimentos y desperdicio de los mismos. Las pérdidas -que pueden darse en la fase de producción, recolección, post-cosecha o procesado- son más elevadas en los países en desarrollo, debido a la precariedad de las infraestructuras, el bajo nivel tecnológico y la falta de inversiones en los sistemas de producción alimentaria.
El desperdicio de alimentos es un problema mayor en los países industrializados, en la mayoría de los casos provocado tanto por los minoristas como por los consumidores, que arrojan alimentos perfectamente comestibles a la basura. El desperdicio per cápita entre los consumidores es de 95-115 kg anuales en Europa y Norteamérica, mientras que en África subsahariana y en Asia meridional y el Sudeste asiático se tiran solamente entre 6-11 kg por persona.
Las pérdidas de alimentos durante la recolección y el almacenaje se traducen en la pérdida de ingresos para los pequeños campesinos y en precios más elevados para los consumidores pobres, señala el informe. Reducir estas pérdidas podría significar por tanto «un impacto inmediato y significativo» en los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria.
Pero también desaprovechar recursos (agua, tierras, energía, mano de obra y capital) se considera pérdida o desperdicio.
El informe también proporciona prácticas sobre cómo reducir pérdidas y desperdicio.
En los países en desarrollo, el problema es básicamente el uso de técnicas de recolección inadecuadas, una gestión y logística post-cosecha precarias y la ausencia de infraestructuras, procesado y empaquetado adecuados. A ello se añade la falta de información para la comercialización, que permitiría una mejor adaptación de la producción a la demanda.
Se aconseja por lo tanto fortalecer la cadena del suministro alimentario, apoyando a los pequeños campesinos para que enlacen directamente con los compradores. Los sectores público y privado deberían también invertir más en infraestructura, transporte, procesado y empaquetado.
En los países de ingresos medios y altos, las pérdidas y desperdicios proceden en su mayor parte del comportamiento del consumidor, pero también de la falta de comunicación entre los diferentes actores de la cadena de abastecimiento.
A nivel de la venta al detalle también se desperdician grandes cantidades de alimentos debido a las normas de calidad que dan excesiva importancia a la apariencia.
Fuente FAO