Resumen: Un estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas pone de manifiesto que los seres humanos estamos provocando cambios que parecen involucrar alteraciones en la química de la atmósfera y los océanos así como grandes trastornos en los flujos de energía desde el principio hasta el final de la cadena alimentaria, lo que podría conducir a un nuevo estado planetario
Palabras clave: colapso, planeta, atmósfera, océano, población, impacto
La Tierra ha experimentado cinco grandes episodios de extinciones masivas asociados a cambios climáticos .
Un artículo en la revista “Nature”, en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas analiza las fuerzas que pueden estar dirigiendo un nuevo cambio en el estado planetario.
El trabajo analiza la posibilidad de alcanzar un punto de no retorno consecuencia del impacto humano, siendo los principales problemas el consumo de combustibles fósiles y la alta tasa de crecimiento de la población mundial.
El investigador de la Estación Biológica de Doñana Jordi Bascompte, que ha participado
en el trabajo, explica: “Los humanos estamos provocando cambios que podrían llevar a
un nuevo estado planetario; estos cambios parecen involucrar alteraciones en la
química de la atmósfera y los océanos, y grandes trastornos en los flujos de energía
desde el principio hasta el final de la cadena alimentaria”.
El incremento de la población está asociado a un mayor consumo de recursos y energía, y a la transformación y fragmentación del paisaje que alteran las condiciones atmosféricas, oceánicas y terrestres que, a su vez, amenaza la supervivencia de la biodiversidad actual.
El estudio destaca que el incremento de la población ha traído consigo la transformación del 43% de la superficie terrestre en áreas urbanas y agrícolas.
Del mismo modo, los humanos gobiernan el uso de hasta el 40% de la producción
primaria mundial, lo que limita el acceso de otras especies a este recurso. A su vez, el
consumo de combustibles fósiles ha supuesto un aumento de la concentración de CO2
atmosférico de un 35% y ha provocado un descenso del 0,05 en el pH oceánico.
El también investigador de la Estación Biológica de Doñana del CSIC y colaborador del trabajo Eloy Revilla considera que “si estos impactos directos superan el 50%, incluso las áreas inalteradas del planeta sufrirán las consecuencias”. Según el artículo, “si la tasa de incremento de la población se mantiene y también lo hace el nivel de consumo de recursos, este porcentaje será alcanzado hacia 2025 y llegará al 55% en 2045”.
Lo que sucederá cuando se llegue a tales niveles de impacto es todavía incierto, pero
Revilla opina que “esos porcentajes deberían preocuparnos muy seriamente”. No
obstante, se intuyen algunas consecuencias como la pérdida de servicios ambientales.
El artículo señala aspectos como una pérdida de productividad en las tierras de cultivo,
una menor capacidad de almacenamiento de CO2 y el colapso del stock pesquero.
Para minimizar estos posibles impactos y no superar la barrera de impacto del 50%, el
artículo propone las siguientes medidas: reducir la tasa de crecimiento anual de la
población y su consumo de recursos asociado, sustituir el mayor nivel energético
posible por fuentes renovables, aumentar la eficiencia en la producción de alimentos y
mejorar la gestión de las zonas de la Tierra que aún no han sido dominadas por
humanos. Según el artículo, la humanidad está en una encrucijada crítica en la que
debe decidir si quiere guiar los cambios del planeta o simplemente dejar que las cosas
sucedan.
Fuente Nota de Prensa del CSIC
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